Su nombre y color quizá no sean de lo más apetecible, pero su historia es al menos curiosa.
Se empezó a popularizar en el París de principios del siglo XX, lo inventó el barman del Harry´s New York Bar de París, que se llamaba Harry MacElhone.
Para conocer el porqué de ese nombre es obligatorio mencionar al doctor ruso Serge Voronoff. Este reputado cirujano, experto en trasplantes, aseguraba que” injertando tejidos de un testículo de mono en los de un humano se alargaba la vida”. Más de 40 hombres se sometieron a sus operaciones en la década de 1920. Evidentemente, sin ningún resultado positivo. A modo de sutil ironía, Harry MacElhone creó un cóctel que supuestamente también aportaba longevidad y de un color que recordara a aquellas cirugías. Y lo llamó The Monkey Gland es decir, testículos de mono.